viernes, 11 de abril de 2014

ELECCIONES 1980 EN COLCABAMBA

                ELECCIONES DEL AYER EN COLCABAMBA

                                                         


Apropósito de las elecciones municipales, en la historia de Colcabamba la participación del pueblo en los últimos tiempos fue muy activa.
Aquí la visión de la época de los 80de un estudioso, Ivan Degregori sobre los resultados de la misma…
Para el 23 de noviembre de 1980 se realizaron las elecciones municipales en Colcabamba.
“Para don Gustavo Hinostroza y los suyos, el domingo 23, iba a ser día de fiesta. Los gamonales de Colcabamba, pensaban consolidar ese día, democráticamente, su dominio sobre un concejo que hasta hace muy poco y desde siempre, había sido suyo.
Ese domingo terminaría definitivamente la pesadilla abierta en 1973 cuando “sus indios” se rebelaron y en fieras luchas que se prolongaron más de un año, expulsaron de la alcaldía a Carlos Vargas y lograron el nombramiento de un campesino. Eugenio Ticllacuri había roto una tradición de siglos, humillando a los mistis.
Recién el año 78 los gamonales lograron el nombramiento de un servidor suyo, un tal Artemio Zumaeta, pero los “indios”, organizados, respondieron con una oleada de recuperación de tierras y enfrentamientos que desbordaron el marco distrital y conmovieron a toda la provincia de Tayacaja…
Pero este domingo seria el día de los mistis…
“Indios brutos, no saben ni agarrar el lapicero, que van a poder escribir dos números” comentaba altiva una dama.
Además, las 20 mesas estaban en el casco urbano de Colcabamba, ninguna en los anexos de los campesinos.
“Muertos de hambre, piojosos, ignorantes, ni sabrán que hay elecciones, y si saben, que van a poder venir”, comentaba cachosa en la plaza de armas otra doña.
Y tenían razón para estar alegres.
Para los campesinos de Colcabamba, las elecciones era un capitulo mas en una historia de 4 siglos de enfrentamientos contra los terratenientes.
En asamblea general y por unanimidad, la comunidad había decidido inscribir lista propia a nombre del entonces Izquierda Unida.
La campaña campesina fue pobre pero efectiva. El domingo 16, un mitin multitudinario había usurpado otra vez la plaza de armas de Colcabamba, el viernes 21 comenzaron a llegar los campesinos. Desde Paloma Alegre, desde puerto San Antonio, en la ceja de la selva…
Los obreros de la Hidroeléctrica del Mantaro, impedidos de votar por no haber hecho el cambio domiciliario, llegaron de Campo Armiño y se ofrecieron como personeros de la comunidad. Por lo menos, esta vez no sería como en mayo, cuando por falta de personeros, los votos de la Unidad Democrática Popular desaparecieron de las mesas.
Campesinos instruidos, estudiantes y maestros entrenaban en el local comunal al grueso de analfabetos a escribir el 38, pero en muchos casos la tarea era inútil. Viejos campesinos, las manos deformadas y agarrotadas por el rudo trabajo de la tierra, no podían agarrar correctamente el lapicero.
La noche del sábado, el desaliento comenzaba a cundir en el local comunal.
Sin embargo, 24 horas más tarde, al iniciarse los cómputos, los rostros del Dr. Santillány el caballero Hinostroza palidecieron; a doña Enriqueta le dio soponcio, a doña María le subió la presión y por más que se abanicaba no podía ocultar el sofocón.
Un huayco de votos por la IU sepultaba las esperanzas de los devaluados terratenientes supérstites.
Dos pequeños y perfectos 38 en cada voto hacían abrir bocas, desorbitar ojos, erizar cabellos y temblar las piernas de los gamonales.
¿Qué había sucedido? La noche anterior, cuando entre los campesinos comenzaba a esparcirsela desesperanza, alguien reparó en que haciendo dos huecos juntos con un perforador salía un 8, y si se cortaba el 8 por la mitad con unas tijeras, salía el 3. Los comuneros estallaron en júbilo.
En cartones de cajas de camisas, de zapatos, de fósforos, comenzaron a hacer pequeñas plantillas con el número 38. Tenían un solo perforador, pero trabajando pacientemente toda la noche, lograron fabricar varios cientos.
A la mañana siguiente, centenares de campesinos recibieron su platilla. Una flecha indicaba el sentido  en el cual debían colocarla.
Ese domingo que iba  ser fiesta para los terratenientes, en la soledad de las cámaras secretas y siguiendo fielmente las instrucciones del presidente del Jurado Nacional de Elecciones, los comuneros de Colcabamba dibujaron con sus plantillas el número del pueblo.
Varios de ellos fueron descubiertos y sus libretas electorales requisados. Pero, los gamonales no pudieron revertir los resultados finales:
IU  =  920 votos, alcalde y 4 concejales
AP = 250 votos, un concejal
PPC = 12 votos, ningún concejal

Ese domingo que terminó siendo fiesta para los campesinos, todos se juntaron en la noche serrana para celebrar el triunfo, recuperando, definitivamente, la plaza de armas del pueblo, para el pueblo.

Texto extraído diario Marka 1980

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