La hermosa tierra Tocasina, es fuente inspiradora de manifestaciones culturales y populares como: cuentos, mitos, fábulas, leyendas, anécdotas, canciones y sentimientos que han sido anónimos a pesar del gran avance de la comunicación, por eso es necesario difundirlo para que sobreviva en la memoria de las futuras generaciones por ser tan generosa y noble con sus descendientes.
Orgulloso de haber visto la luz en este “pedacito de cielo”, agradezco cada día y rindo un caluroso homenaje mostrando algunas narraciones; testimonios recogidos de tocasinas y tocasinos mas antiguos y por ende sabios.
Las narraciones están relacionados mayormente con los cerros, una mezcla de las culturas Española y Andina netamente.
Son considerados por algunos como mitos, relacionados con los wamanis (dioses tutelares que según creencias, habitan dentro de los cerros), por las cercanías del mes de Junio por el día del campesino el 24 de junio y en Julio por las fiestas del Santiago; estos mitos cobran fuerza y son narrados por los mas ancianos hacia los jóvenes y/o niños, poniendo una cuota de imaginación de acuerdo al autor del relato.
Aquí tenemos algunos de esas narraciones:
1 Una muchacha pastaba sus animales en el cerro, por los alrededores de la laguna de quillqocha. La pastora era una joven muy hermosa, estaba ataviada de vestidos muy elegantes, era soltera y andaba casi siempre sola.
Cierto día, cuando pastaba como de costumbre por esos lugares, la zona se cubrió de neblina muy espesa, y del medio apareció repentinamente un joven, mozo muy atractivo.
Al ver a la pastora este la llamó: “Acércate, vamos a sentarnos juntos y hablar”, diciendo.
La pastora le hizo caso y le preguntó: ¿de donde eres?. El joven le respondió: mi pueblo es muy hermoso, mi casa es como un palacio, todo es de oro y no falta nada allí. Vamos a vivir a mi pueblo; vas a tener más ganado y muchos sirvientes, voy a aumentar los ganados de tu familia.
La pastora se sorprendió y quiso conocer su pueblo, y aceptó la propuesta a la cual el joven le dijo que la llevaría al día siguiente, que la esperaría en el mismo lugar y a la misma hora. Y sobre todo la advirtió que no avisara a nadie de ese encuentro, diciendo eso el joven se marchó y al instante la neblina se despejó.
Al día siguiente la pastora volvió al mismo lugar y a la hora pactada la neblina cubrió nuevamente el lugar y con ella apareció el joven muy elegante.
Dejando a sus animales la pastora se fue tras el joven hasta llegar al borde de la laguna de quillqocha, allí el joven le pidió que cerrara por un momento sus ojos: cuando los volvió abrir, había una escalera muy grande que bajaba a un pueblo muy bonito.
A la pastora le gustó tanto el lugar que vivió con el joven en ese pueblo. No le faltaba nada.
Orgulloso de haber visto la luz en este “pedacito de cielo”, agradezco cada día y rindo un caluroso homenaje mostrando algunas narraciones; testimonios recogidos de tocasinas y tocasinos mas antiguos y por ende sabios.
Las narraciones están relacionados mayormente con los cerros, una mezcla de las culturas Española y Andina netamente.
Son considerados por algunos como mitos, relacionados con los wamanis (dioses tutelares que según creencias, habitan dentro de los cerros), por las cercanías del mes de Junio por el día del campesino el 24 de junio y en Julio por las fiestas del Santiago; estos mitos cobran fuerza y son narrados por los mas ancianos hacia los jóvenes y/o niños, poniendo una cuota de imaginación de acuerdo al autor del relato.
Aquí tenemos algunos de esas narraciones:
1 Una muchacha pastaba sus animales en el cerro, por los alrededores de la laguna de quillqocha. La pastora era una joven muy hermosa, estaba ataviada de vestidos muy elegantes, era soltera y andaba casi siempre sola.
Cierto día, cuando pastaba como de costumbre por esos lugares, la zona se cubrió de neblina muy espesa, y del medio apareció repentinamente un joven, mozo muy atractivo.
Al ver a la pastora este la llamó: “Acércate, vamos a sentarnos juntos y hablar”, diciendo.
La pastora le hizo caso y le preguntó: ¿de donde eres?. El joven le respondió: mi pueblo es muy hermoso, mi casa es como un palacio, todo es de oro y no falta nada allí. Vamos a vivir a mi pueblo; vas a tener más ganado y muchos sirvientes, voy a aumentar los ganados de tu familia.
La pastora se sorprendió y quiso conocer su pueblo, y aceptó la propuesta a la cual el joven le dijo que la llevaría al día siguiente, que la esperaría en el mismo lugar y a la misma hora. Y sobre todo la advirtió que no avisara a nadie de ese encuentro, diciendo eso el joven se marchó y al instante la neblina se despejó.
Al día siguiente la pastora volvió al mismo lugar y a la hora pactada la neblina cubrió nuevamente el lugar y con ella apareció el joven muy elegante.
Dejando a sus animales la pastora se fue tras el joven hasta llegar al borde de la laguna de quillqocha, allí el joven le pidió que cerrara por un momento sus ojos: cuando los volvió abrir, había una escalera muy grande que bajaba a un pueblo muy bonito.
A la pastora le gustó tanto el lugar que vivió con el joven en ese pueblo. No le faltaba nada.
Mientras tanto, la madre de la pastora lloraba todos los días al no saber el paradero de su hija.
A la joven pastora no le faltaba nada, todos sus deseos se le concedía la instante, solo extrañaba mucho a su mamá y su familia. Le dijo a su pareja que quería visitar a su familia. Este accedió, pero le advirtió que no le contara nada ni a nadie del lugar donde vivía, porque su castigo seria la muerte. La pastora aceptó y se fue a su casa, donde le esperaban sus padres y amigos, les llevó muchos regalos valiosos y hermosos objetos de valor.
Le preguntaron donde había estado y de donde había sacado tantos objetos de valor: pero ella no dijo nada en cumplimiento de su promesa. Solo les dijo que estaba viviendo bien y que otra vez les visitaría y se fue de regreso.
Pero la madre estaba muy ansiosa de saber a donde iría su hija así que la siguió sin que la pastora se de cuenta. Al llegar al borde de la laguna la chica desapareció.
En otra visita la madre le contó a su hija lo que había visto diciéndole: "yo te he visto que has desaparecido en la laguna, cuéntame hija, seguro el wamani te la encantado”.
La hija le contó toda la verdad a su madre.
En ese instante la chica murió y los animales de la madre que habían aumentado bastante, se fueron muriendo hasta acabar todo.
Otro narrador cuenta algo similar, pero mas corto:
Una muchacha del lugar de Chuspi todos los días llevada al cerro Llaveqaqa sus ovejas. Por esos lugar andaba un muchacho guapo y siempre bien vestido. Este, llegó a enamorarse de la muchacha y la enamoró prometiéndole aumentar sus ganados y todo lo que pidiera le concedía. Y la muchacha también empezó a quererlo.
Así, siempre llevaba sus ovejas solo a ese lugar para encontrarse con su novio.
Un día la muchacha empezó a gestar y el joven le dice: “a nadie le vas avisar, sino tus animales se van acabar”.
Desde que estaba con ese misterioso joven los animales de la chica habían aumentado rápidamente y por eso no avisaba a nadie.
Pero cuando ya estaba por alumbrar y ante la insistencia de su familia por sus estado la muchacha confesó toda la verdad. Entonces la chica se murió.
Le hicieron la autopsia pero no encontrarían nada en su vientre.
Desde entonces también sus animales se acabaron.
Y otra versión de algo mágico como son los wamanis:
Cierta vez hubo una chica pastora vivía sola en las alturas de Putaqa cuidando su rebaño, se quedaba por semanas sola ya que el pueblo estaba lejos.
Cuando se acercaba la fiesta de santiago, su padre fue a ayudar a arrear a las ovejas hacia el pueblo.
Vio que los animales habían aumentado sorprendentemente; pero la chica no quiso ir a su casa.
El padre sospechó de algo y se quedó por la tarde tras un plantón de ichu para observar que sucedía en el lugar.
Por la tarde vio que entraba un joven con camisa y pantalón blanco y una casaca negra. Al regresar a su casa le cuenta a su esposa: “Nuestra hija esta comprometida con un joven, que no conozco ni sé de donde será, por eso no quiere venir”.
Su mama fue llevándole wallqa a su hija. Al llegar a la choza no la encontró, solo su perrito estaba triste y las ovejas estaban desparramadas en el campo. A los animales los trajo la señora y regresó llorando por no encontrara su hija.
Después de muchos años su hija regresó cabalgando un hermoso caballo blanco, con sus anillos de oro, sus vestidos de plata. Eran la media noche.
Después de darle plata a usa padres se fue inmediatamente, diciéndoles:”no se preocupen, yo estoy pasando buena vida”.
A esta muchacha le había encantado el wamani.
Cuando la muchacha llegó al cerro Putaqa de regreso, se escuchó un trueno anormal.
Era el cerro que se abría para darle pase.
Otro narrador cuenta algo similar, pero mas corto:
Una muchacha del lugar de Chuspi todos los días llevada al cerro Llaveqaqa sus ovejas. Por esos lugar andaba un muchacho guapo y siempre bien vestido. Este, llegó a enamorarse de la muchacha y la enamoró prometiéndole aumentar sus ganados y todo lo que pidiera le concedía. Y la muchacha también empezó a quererlo.
Así, siempre llevaba sus ovejas solo a ese lugar para encontrarse con su novio.
Un día la muchacha empezó a gestar y el joven le dice: “a nadie le vas avisar, sino tus animales se van acabar”.
Desde que estaba con ese misterioso joven los animales de la chica habían aumentado rápidamente y por eso no avisaba a nadie.
Pero cuando ya estaba por alumbrar y ante la insistencia de su familia por sus estado la muchacha confesó toda la verdad. Entonces la chica se murió.
Le hicieron la autopsia pero no encontrarían nada en su vientre.
Desde entonces también sus animales se acabaron.
Y otra versión de algo mágico como son los wamanis:
Cierta vez hubo una chica pastora vivía sola en las alturas de Putaqa cuidando su rebaño, se quedaba por semanas sola ya que el pueblo estaba lejos.
Cuando se acercaba la fiesta de santiago, su padre fue a ayudar a arrear a las ovejas hacia el pueblo.
Vio que los animales habían aumentado sorprendentemente; pero la chica no quiso ir a su casa.
El padre sospechó de algo y se quedó por la tarde tras un plantón de ichu para observar que sucedía en el lugar.
Por la tarde vio que entraba un joven con camisa y pantalón blanco y una casaca negra. Al regresar a su casa le cuenta a su esposa: “Nuestra hija esta comprometida con un joven, que no conozco ni sé de donde será, por eso no quiere venir”.
Su mama fue llevándole wallqa a su hija. Al llegar a la choza no la encontró, solo su perrito estaba triste y las ovejas estaban desparramadas en el campo. A los animales los trajo la señora y regresó llorando por no encontrara su hija.
Después de muchos años su hija regresó cabalgando un hermoso caballo blanco, con sus anillos de oro, sus vestidos de plata. Eran la media noche.
Después de darle plata a usa padres se fue inmediatamente, diciéndoles:”no se preocupen, yo estoy pasando buena vida”.
A esta muchacha le había encantado el wamani.
Cuando la muchacha llegó al cerro Putaqa de regreso, se escuchó un trueno anormal.
Era el cerro que se abría para darle pase.