jueves, 8 de septiembre de 2011

PRIMAVERA

Primeras lluvias sobre tocas



La tarde anterior nos había cubierto una mansa lluvia, pero duradera; había oscurecido el día anticipadamente, eran las primeras lluvias de este nuevo invierno en nuestro pueblo.

Una flor de mayhua dejaba caer de entre sus pétalos una robusta gota de agua, sería por el viento provocado del vuelo repentino de un gorrión que, agitando aceleradamente sus alitas huye de la amenaza de un humano.
La bella flor, verde fusión amarilla, pálida, se agita en una mañana fresca y limpia, deja ir a su prisionera natural esa gota que ahora se ha perdido entre un pastizal reseca. Seguro alimentará a la raíz tuberosa del mayhua.


La mañana fresca, percibe en sus cumbres occidentales coloraciones amarillas, que aumentan a cada instante, como queriendo invadir a todo el valle. A medida que avanza hacia abajo se clarifica, tornándose ahora en blanco.

El rio suena como advirtiendo peligro y a la vez como una esperanza de alivio, viaja hacia el norte, entre piedras calcáreas y frondosos arbustos, por trechos entre hojas de berros y romazas. Van acelerados; es solo un riachuelo, solo mas abajo se reunirán con otros cuatros, haciendo su caudal abundante, erosionando paredes concretas y para al final generar energía para todo el país.
El gorrión aletea en las aguas por tramos mansas, el zorzal muestra su pico amarillo, algunos pajarillos entonan sus cantos matinales, sobre la faz de la tierra húmeda, que la regadera celestial nos ha derramado.

La gran cantidad de flora que han perdido su verdor y algunos solos muestran tallos secos, ahora muestran botoncitos tiernos en su base; están retoñando.
Los caminos antes polvorientas, otras resbaladizas; ahora son firmes, sobre ellos se percibe cursos de agua temporales como causes en miniatura.

El mágico sapo a terminado su labor, noches anteriores se les escuchaba implorar al cielo estrellado. ¡Bendita lluvia! Croaban en coro. A veces escuchábamos sus cantos hasta que el sueño nos invadía.

Ahora de todas las casas del angosto pero fértil valle se emana humaredas blanquecinas que se dirigen al cielo, no hay viento esta hora, solo brisas.

El pueblo amanece feliz, los saludos son más dulces, los niños van a las escuelas presurosas, los padres alistan sus herramientas de día, ha llegado la temporada de siembra del maíz y el astro rey nos saluda con sus radiantes espigas que apuntan ahora a todo el valle.